Isla de la Pedrosa

Seguimos visitando lugares abandonados y con historia, después de ir a hacer fotos hemos vuelto a buscar información e investigar y esta vez es sobre la Isla Pedrosa, en Pontejos.

Muy cerca de Santander nos encontramos con un lugar único, un paisaje precioso junto a la Bahía de Santander, un paraje que contaba con unas magníficas instalaciones hospitalarias que más tarde en parte fueron abandonadas hasta la actualidad. Se trata de un lugar con historia y lleno de misterio como os vamos a contar a continuación. Se trata de una de las mayores islas de Cantabria que tuvo especial protagonismo entre finales del XIX y principios del XX.

Todo comienza en el año 1834 cuando la Junta de Comercio de Santander solicitó el establecimiento de un lazareto para mantener en cuarentena a las tripulaciones de los buques afectadas por enfermedades tropicales. Esto se debía a que en aquel momento no existía el puente actual y la isla era el escenario perfecto para el control necesario de todos los barcos y tripulantes que accedieran al puerto dado que los buques y marineros eran considerados potenciales vehículos de enfermedades contagiosas. Las instalaciones comenzaron a funcionar en 1869 cuando se pasó a denominar oficialmente lazareto hasta 1914. Hasta ese momento la ausencia de un lazareto obligaba a las autoridades a mandar los buques lejos de la costa y fue cuando entonces la Junta de Comercio; el Ayuntamiento de Santander y el puerto cerraron un acuerdo para pagar el mantenimiento de la instalación que era necesaria en aquel momento por la elevada tasa de mortalidad debido al efecto de las enfermedades contagiosas.

Corría el año 1914 cuando una Real Orden de Alfonso XIII determina que el lugar pase a convertirse en un centro preventivo y terapéutico con carácter nacional para enfermedades óseas y tuberculosas. Paso a denominarse Sanatorio Marítimo de Pedrosa al cual le correspondían los enfermos de las actuales provincias de Cantabria, Asturias, Palencia, Valladolid, Ávila, Segovia, Madrid, Burgos, Soria, La Rioja, Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. El hospital llegó a tener 600 camas y hacia el año 1975 aún tenía 250 camas. Durante décadas ingresaron enfermos con cuadros tuberculosos óseos o articulares, son olvidar casos de parálisis infantil y reumatismo de las articulaciones.

El hospital se estructuro en tres pabellones (el de Pezuela, el de la Reina Victoria Eugenia y el de la Infanta Beatriz) y contó con el material técnico y científico más moderno del momento. Ya en 1928 se construyó otro pabellón conocido como el de Maria Luisa o la Picota destinado a rehabilitación, consultas y gimnasio gracias a la donación de Maria Luisa Gómez Pelayo, sobrina del Marqués de Valdecilla y que fue inaugurado por el Rey Alfonso XIII. Dejó de funcionar como hospital en 1989 y poco después lo volvió a abrir el Gobierno de Cantabria transformándolo en un centro de rehabilitación de drogodependientes.

Tras esta breve historia decidimos dejar el coche fuera del recinto y nos preparamos con las cámaras para disfrutar de una pequeña excursión por el recinto. Nada más entrar nos encontramos a la izquierda el primer edificio abandonado el cual era el viejo pabellón ‘María Luisa Pelayo’.

A escasos metros de la entrada encontramos un cartel que nos indica una serie de recorridos que se pueden realizar a lo largo de la isla y que te muestran una serie de jardines de diferentes tipos como el jardín japonés, jardín azul, jardín de la seda,… todo rodeado sobretodo de eucaliptos y pinos. Nosotros decidimos hacer el camino junto al mar y  que nos llevará hasta el puente que da acceso a la isla.

Pasado el puente decidimos volver a hacer el camino que rodea la isla y que pronto nos llevará al antiguo embarcadero y al teatro de la isla. Las vistas son espectaculares por el día tan despejado que pudimos disfrutar.

Enseguida llegamos al pabellón Infanta Beatriz que era el antiguo teatro y que hoy está totalmente abandonado y derruido. El gobierno regional decidió que lo mejor era vallarlo ante el peligro que producía su mal estado, pero la verdad es que da pena que un edificio tan bonito llegue a estar así.

Después de hacer las fotos al teatro y al embarcadero, subimos por las escaleras, pasamos por al lado de una especie de mirador que debido a su posición frente al embarcaero se usaría para controlar la llegada de los barcos. Continuamos y llegamos a varios edificios en uso del Gobierno de Cantabria.

Un poco más adelante vemos otro edificio vallado, era el Sanatorio Marítimo antituberculoso que se encuentra también en unas condiciones ruinosas como se ven en las fotos.

Ya caminando hacía la salida a mano derecha nos encontramos con la capilla construida en 1943 y rehabilitada hace unos años.

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En la actualidad todo el recinto es propiedad del Gobierno de Cantabria y se puede acceder andando ya que el uso del coche está restringido a los trabajadores de los diferentes centros que aún funcionan.

Es un lugar que aconsejo conocer y pasear por este entorno poco conocido muy cerca de Santander. A los que tienen miedo a los fantasmas no les aconsejo ir solos y menos de noche, ya que esta isla es famosa por las leyendas que circulan sobre las apariciones de niños corriendo y ruidos extraños dentro del antiguo sanatorio. Busqué algo de información sobre esto y lo que encontré es sorprendente e incluso un famoso programa de televisión dedicó un tiempo a este tipo de sucesos. Hay dos leyendas que os cuento brevemente para aquellos que os encantan estas historias.

La primera se trata de una joven norteamericana llamada Anita Lauda y sus compañeros, que se acercaron a la isla atraídos por el misterio que la rodeaba. Se propusieron pasar la noche allí. Unas horas después uno de los compañeros del grupo puso la canción ‘Every breathe you take’ en el móvil y sucedió algo sorprendente. Todos los miembros del equipo vieron bajar por las escaleras a un conjunto de niños acompañados por una enfermera. Este provocó que muchos de los que allí se encontraban se atrevieran a pasar la noche en la isla para afirmar aquellos hechos. Más tarde otros grupos llegaron a la Isla Pedrosa con micrófonos, cámaras y equipos especializados. Vieron destellos, oyeron golpes, y pudieron comprobar que en el interior del sanatorio ocurrían cosas extrañas.

Otra de las leyendas que abundan en la red es la de las niñas pájaro que data de mediados los años sesenta. En una zona de la última planta del pabellón de la Picota se esconderían a dos menores, conocidas así por sus extrañas deformidades en la cara, que harían recordar a las facciones de un ave. Otras historias hablan de muchos más niños pájaro, y no solo niñas. Al menos así era para los más jóvenes e impresionables testigos, que aseguran haber coincidido con ellos.

En este caso la leyenda era verdad y con el tiempo se fue cambiando la realidad. Las niñas pájaro tenían una grave enfermedad ósea que las llevó al Sanatorio a mediados de los años sesenta y vivieron allí hasta su muerte pocos años después. La leyenda dice que estaban encerradas en la Picota, pero realmente estaban en el sanatorio y podían salir al jardín como el resto de enfermos.

¡Espero que os haya gustado! Si es así compartir esta interesante historia.

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4 comentarios en «Isla de la Pedrosa»

  1. Arantxa BL dice:

    ¡Hola! ¡Me encanta tu blog! Llevo ya unos años veraneando por Cantabria y me encanta ver que aún me quedan muchísimos rincones por conocer (tan curiosos como este que cuentas aquí). Te guardo en favoritos para seguir descubriendo este verano más rincones de la tierruca 🙂

    Un saludito

    1. rinconzucos.es dice:

      Muchas gracias! estos comentarios animan y ayudan a seguir haciendo esto. Nos encanta nuestra tierra y si podemos ayudaros en vuestras visitas a Cantabria no dudéis en poneros en contacto con nosotros! Un saludo!! y muchas gracias de nuevo!

  2. Charo dice:

    Me ha encantado vuestro trabajo, espero ir a verlo personalmente. Gracias por compartirlo. Yo

  3. Perla María Pisano Laso dice:

    Conozco bastante el sanatorio d Pedrosa,puesto q mis padres se conocieron allí al estar ingresados por problemas óseos, después mi padre entró allí a trabajar como celador,y más d una vez nos llevó a mí hermana y a mí cuando iba algún día a trabajar,y nos dedicábamos a recorrer la Picota,y también los jardines, incluso nos llevó mi padre al pabellón 2, así q tengo muchos recuerdos d ese sitio

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